26.4.11

Turismo

Esta  provincia posee diversos puntos de interes para recorrer turisticamente , esta por ejemplo la zona este de la provincia que comprende la franja ribereña del río Uruguay desde el área aledaña a Monte Caseros, en el sureste de la provincia de Corrientes, con plantaciones de té y yerba mate. Incluye los pueblos de las misiones
Casa de la Cultura Curuzu Cuatìa

Al inicio de este recorrido se encuentra el macrosistema del lberá, caracterizado por espejos de agua y esteros conservados sin alteración en su sistema natural. Esta Zona, parte de la región del Litoral Noreste Argentino, pertenece a las provincias mesopotámicas de Corrientes y Misiones.
El límite natural que forma el río Uruguay con la República Oriental del Uruguay y la República Federativa del Brasil le confiere un valor especial, al ser el nexo obligado hacia las playas de este último país. Un recorrido por esta Zona ofrece una intere- sante oportunidad para conocer un territorio con historia, tradiciones y belleza natural poco valoradas. Otra área importante es la zona compren- dida por el territorio costero desde el balneario y puerto de Esquina (Paraná Medio) hasta las imponentes cataratas del Iguazú al norte en la provincia de Misiones. También incluye el macrosistema del Ibera en la parte media del recorrido, caracteri- zado por espejos de agua y esteros conser- vados sin alteración en su sistema ecológico natural.
El río Paraná, de caudal generoso, rico en fauna ictícola y con excelentes playas de agua dulce, ofrece balnearios y actividad de pesca en todo su recorrido.
Los principales centros de atracción son Corrientes, capital de su provincia y ciudad más antigua de la Zona la Represa Hidroeléctrica Yacyretá-Apipé (Argentina- Paraguay), una obra majestuosa de la ingeniería.
Para presentar los circuitos turísticos hemos dividido la provincia en tres sectores.

Cruce internacional de Uruguayana en Paso de los Libres.

Frontera con Brasil macrosistema del Iberá     

Abarca el corazón de la provincia de Corrientes y su   sistema único de fauna y flora, con gran belleza paisajística. Cuenta con accesos desde el sur por las localidades de Mercedes y Paso de los Libres, y por el norte desde ltuzaingó.                                              


Ruta de las misiones jesuíticas

Plaza San Martín del pueblo de Yapeyú
Parte desde el área sur de la provincia de       Corrientes y abarca los antiguos pueblos de misiones, hoy destruidos. Sus ruinas arqueológicas, de los siglos XVII y XVIII, se cuentan entre las más importantes de la Argentina. La mayoría de estos testimonios han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



El Paraná medio

Esta región esta sobre la costa correntina      desde Esquina a ltuzaingó, con balnearios y actividades de pesca y caza. Incluye la ciudad de Corrientes y sus alrederores de poblados coloniales, además de la represa Yacyretá-Apipé.




Vista panorámica del complejo
Vista del Complejo Yaciretá Apipé







                    Juliana perez 26/04/11

22.4.11

Mitos y leyendas de corrientes

Una de las leyendas mas conocidas es la del gauchito antonio gil

Antonio Gil Núñez, nació aproximadamente en el año 1847, 
en la provincia de Corrientes, en la zona de Pay Ubre, 
lo que hoy se conoce como Mercedes. Su época se 
caracterizó, en la Provincia por los enfrentamientos armados 
entre dos facciones políticas, los celestes y los colorados, se 
conoce que el Gauchito era de esta ultima, y cuando el Coronel
 "celeste" Juan de la Cruz Zalazar, citó a todos los 
hombres en posibilidad de pelear de la zona para formar 
un batallón. Convencido que no había que derramar sangre 
hermana, Antonio Gil decide desertar del ejército, sabiendo 
que esta desobediencia lo destinaba la muerte. Zalazar formó 
entonces una partida policial con la misión de detenerlo y 
enviarlo a la ciudad de Goya, al sur de la Provincia, para su 
juzgamiento. Un Coronel de apellido Velázquez, se 
presenta ante Zalazar para pedir el perdón por el detenido, 
éste le dice que si veinte personas notables de la zona firman
 un pedido de clemencia y él lo liberaría. Al cumplir Velázquez
 con lo requerido, Zalazar envía un mensajero a que alcance la
 comisión que llevaba a Antonio Gil. Según las costumbres de la
 época la guardia acostumbraba a matar al detenido, 
durante el recorrido y de esta manera se evitaban el viaje 
de ida y vuelta, todo era justificado diciendo que: "el reo había
 intentado huir". El 8 de enero, posiblemente del año 1868, 
mientras era llevado a Goya estando a "legua y media de 
Mercedes…" como reza el Chamamé, los soldados lo ataron 
de los pies y lo colgaron de un árbol cabeza abajo. 
Dirigiéndose al soldado que lo iba a matar, el Gauchito le dijo:
 "no me mates, la orden de mi perdón está en camino". 
El Sargento desconoce el ruego y según la leyenda, Gil vuelve 
a hablar al soldado y le dice: "cuando llegues a Mercedes, 
junto con la orden de mi perdón te van a informar que tu hijo
 se está muriendo de mala enfermedad, y como vos vas a 
derramar sangre inocente, invócame para que interceda ante 
Dios por la vida de tu hijo; porque suelen decir que la sangre del 
inocente suele servir para hacer el milagro". Días después el 
soldado que lo había matado volvió a su casa, y su esposa, 
desesperada, le anunció que su único hijo estaba muy enfermo,
 recordó entonces las palabras de Gil y arrepentido le construyó 
una cruz en madera de Ñandubay. La llevó a pie desde el pueblo 
hasta el lugar donde se derramó la sangre, enterró el cuerpo y 
rogó al Gauchito por la salud de su hijo, al que encontró sano al 
volver a su casa. Pasados los años, el dueño de la estancia "La 
Estrella", que está cerca de ese lugar, solicitó permiso para 
trasladar los restos al cementerio de Mercedes. La 
continua peregrinación de los creyentes lo molestaba y lo 
preocupaban las velas prendidas, que en época de sequía,
 podían producir incendios. Según cuenta la leyenda, desde 
el momento en que hizo el pedido, las desgracias empezaron
 a caer sobre el campo. Así que el estanciero decidió respetar 
ese lugar para el culto del Gauchito. Si bien muchos aseguran
 que en este predio fue ajusticiado Antonio Gil, no se sabe con 
certeza si allí descansan sus restos.

Otras de las leyendas mas tipicas y conocidas son la  del Puente Pexoa y la leyenda de la flor del ceibo .


El Puente Pexoa

Dice la tradición que las tribus que habitaban el suelo del Taragûi, vivian en continuas guerrillas. El cacique “Azucapè” cayò vencido por el fiero “Pochì”, guerrero ambicioso y de gran ascendencia entre los aborígenes del lugar. El vitorioso llevò a sus tolderìas como cautiva, a la hija de “Azucapè”, de nombre “Ariete”.
Poco después enamoròse perdidamente de ella y quiso desposarla. La princesa india se negò a aceptar como esposo al matador de su padre. Asì le hizo saber al pretendiente, agregando que preferìa la muerte antes de entregarse a quièn odiaba con toda su alma. La rebeldía de la doncella indignò a “Pochì” quien, guiado por sus instintos malignos, dispuso el sacrificio de la joven cautiva. La misma serìa arrojada esa misma noche a un zanjòn de grandes proporciones para ser devorada por un enorme yacarè que allì moraba de tiempo inmemorial.
Pero…las vìctimas de las crueldades de algunos hombres, siempre encuentran sus providenciales salvadores. Asì sucedió tambien en esta leyenda: el indio “Pexoa”, es el héroe de nuestra historia, que librarìa de las garras del feroz saurio a la hermosa “Airete”, quien atada de pies y manos se encontraba ya a punto de ser arrojada al zanjòn, cuando de entre las filas de los guerreros del cacique “Pochì” surgiò un indio corpulento de mirada de lince y pelos tan amarillos como el sol.
Velozmente corriò hacia el lugar del sacrificio y se tendiò cuan largo era, uniendo con su cuerpo los extremos del zanjòn, que como la boca abierta y voraz de un gigante, aguardaba a la inocente vìctima. La hermosa “Airete” caminò un trecho sobre aquel cuerpo humano. Y asì al llegar al centro, una flecha cortò el aire y fue a clavarse en pleno pecho de la bella india, cayendo mortalmente herida al profundo zanjòn. Su sangre se juntò a la corriente de agua que allì serpenteaba, como una víbora vestida de flores de irupè y camalotes.
El dios de los guaranìes, Tupà, que observaba la escena desde el infinito cielo, tocado en sus sentimientos de piedad, decidiò premiar la acciòn del indio y lo transformò en puente. En Puente Pexoa, y para que este no estuviera solo, convirtió a la hermosa “Airete” en la corriente de agua limpia y cristalina, que pasa besando sus plantas como amorosa satisfacción de gratitud hacia el heroico indio Pexoa…

Flor de Ceibo

Cuenta una antigua leyenda del noreste argentino, que la “Flor de Ceibo” es el alma de una india llamada Aca-e. Aca-e, según la tradiciónera la india mas fea de la tribu guerrera e indómita, que vivía a orillas del majestuoso rió Paraná. Pero si la joven indígena era fea, en cambio, su voz era la mas dulce de cuantas habían escuchado sus hermanos. Hosca y rebelde, Aca-e había albergado en su espíritu toda la bravura de una raza muerta por la furia invasora de los conquistadores españoles.
Según viejitos de la región, relatan que esta leyenda les llego a ellos en forma oral y que viene transmitiéndose de generación en generación y dice que un día Aca-e, la indómita, la rebelde, fue hecha prisionera pero poco tiempo estuvo en prisión, ya que logro huir. Perseguida fue nuevamente cautiva, pero habiendo dado muerte a sus centinelas, una noche fue condenada a morir entre las llamas. Colocado su frágil cuerpo entre gruesas ramas de un árbol y de anchas hojas, quedo envuelta entre los rojos resplandoresde la hoguera. Quienes asistieron al martirio observaron poco después, que el cuerpo de la joven india, se iba tornando ígneo y adquiriendo extraña forma. El árbol también iba sufriendo un proceso singular. Algo así como una vuelta a la fragilidad. Las primeras luces de la aurorailuminaron la flor de ceibo, una nueva planta que había nacido en el suelo patrio.
Desde entonces la flor de ceibo encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe. Su soledad significa el recuerdo de los que supieron morir y no ha nacido para lucir en ningún pecho humano. Es la flor triste y solitaria de la veneración y en s forma viva, palpita una oculta ternura. Es el alma de Aca-e, la indomable, la princesa fea, la de la dulce voz, que se anida en la flor de ceibo, la que ella creara con su martirio y su amor a al libertad.

18.4.11

Fauna y Flora

Fauna de Corrientes 

Dentro de la fauna de Corrientes, el mamífero más común es el carpincho, siendo el roedor más grande del mundo, llegando a pesar unos 65 kilogramos. En los pajonales, encontramos al ciervo de los pantanos, una de las especies en extinción que Corrientes declaró Monumento Natural de la Provincia.Asimismo, los esteros de Corrientes cuidan al aguará-guazú, zorro de pelo rojizo y patas negras es otra especie en peligro de extinción.
En los montes correntinos habitan el gato montés, el gato onza u ocelote, coipo, aguará popé, corzuela parda o guazuncho, el mono carayá o aullador, el zorro de monte, cuices y nutrias.
Las aves se ganan las miradas, llenando de color los cielos de Corrientes, entre las 350 especies se distinguen el martín pescador, las garzas, espátulas, patos, gallaretas, chajáes, cigüeñas, gallinetas, boyero, cardenal, cisnes, el tucán grande, el ñandú, el tuyuyú o juan grande, flamencos, teros, pájaro carpintero, palomas y cotorras.Tambien es hogar de los federales, de plumas de color negro y cabeza naranja, de la lavandera, y de la jacana o gallito de agua.
El dorado, el surubí, el sábalo, la palometa, el pejerrey, el bagre, el pacú, el patí, el mandubí, y la tararira, forman parte de la variada fauna íctica de la provincia de Corrientes.
Dentro de los reptiles, existen en Corrientes yacarés negro y overo, numerosas tortugas acuáticas, y culebras como la ñacaniná y la boa curiyú.Los anfibios se hacen presentes con la ranita de Pedersen, y los insectos más recurrentes son los jejenes, mosquitos, polvorines y piques.

Flora de Corrientes 

Admirada nacional e internacionalmente, la provincia de Corrientes cuenta con una variada y exótica flora, por extenderse sobre la formación fitogeográfica conocida como Parque Mesopotámico.
. Gracias a la presencia del Paraná y del Uruguay, surgen especies de la Selva Misionera, como así también del Parque Chaqueño.
La Selva Misionera se prolonga a lo largo de estos cursos de agua.
Coexisten allí el cactus, helechos, claveles del aires, lianas y enredaderas.
En el sotobosque se distinguen la caña tacuaruzú, la palmera pindó, lapacho, ibapoy, higuerón, viraró y ambay.
En el territorio correntino el Chaco Oriental está representado por bosques secos compuestos por los quebracho blanco y colorado chaqueño, ñapindá, chañar, algarrobo blanco, ñandubay, guaraniná, entre otros árboles.
Domina la vegetación acuática y palustre, con sus raíces sumergidas fijas o flotantes: juncos, espadañas, camalotes, repollitos, lentejas, helechos de agua, irupé o maíz de agua. La acumulación de vegetación acuática origina la formación de embalsados, islas flotantes sobre la cuales se deposita tierra, y donde es posible encontrar sangre de drago, y ceibo, entre otras especies.
Gracias a la abundancia de nutrientes en los esteros y lagunas y a la humedad existente en el ambiente, el desarrollo de la flora logra dimensiones increíbles, dando lugar al crecimiento de uno de los ecosistemas más importantes del planeta y a un inteminable recurso para la vida de la fauna de Corrientes.

HISTORIA

La provincia de Corrientes abarca aproximadamente la región que los guaraníes, antiguos habitantes de la zona, denominaban Taragüí (lagartija, por la abundancia de ellas en el territorio). Es difícil determinar exactamente de cuando data la población de este territorio por los guaraníes nómadas, pero es probable que llegaran a él, siguiendo los cursos fluviales, a mediados del I milenio a. C., tras la escisión que separó a los tupí hablantes de ñe'engatu de los guaraníes propiamente dichos.

Los primitivos correntinos se establecieron a lo largo de la costa del Paraná, formando comunidades seminómadas, que perdurarían hasta bien entrada la época colonial.4 Mantuvieron relaciones hostiles con otros de sus habitantes, los belicosos charrúas (pámpidos), que habitaron en la provincia de Entre Ríos y en la República Oriental del Uruguay.

En diciembre de 1527, Sebastián Gaboto, navegante veneciano al servicio de España, descubrió el río Paraná y el 31 de marzo de 1528, el río Paraguay, siendo por lo tanto, el primero que avistó la costa oeste de Corrientes.

Cuando se concedió a Pedro de Mendoza el adelantazgo en la Región del Río de la Plata, por las Capitulaciones celebradas entre él y el rey de España, Corrientes quedó dentro de los territorios que se le otorgaban.

La ciudad de Corrientes fue fundada por el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón con el auxilio de Alonso de Vera y Aragón, llamado el tupí, y Hernando Arias de Saavedra —Hernandarias— el 3 de abril de 1588. El adelantado necesitaba hacerlo para cumplir las capitulaciones de su cargo; como estación de paso entre Asunción del Paraguay y Buenos Aires, el crecimiento de la región se vio favorecido. Torre de Vera y Aragón no permaneció en la nueva fundación, ya que siguió viaje a España para lograr la ratificación de su cargo. Común pero errónea es la afirmación de que su fundador bautizó a la ciudad como San Juan de Vera de las Siete Corrientes; el acta de la fundación registra simplemente el de Ciudad de Vera, ampliado con el tiempo para honrar al patrono del fundador y luego apocopado en su forma actual.

Los pobladores iniciales fueron 62 criollos y españoles procedentes de Asunción, a los que se sumaron otros 86 llegados de la ciudad de Concepción de Buena Esperanza. El mismo movimiento dio origen ese año a Santa Ana de los Huácaras, Itatí y Santa Lucía, que fueron organizados como pueblos de indios cuyos pobladores se tomaron en su gran mayoría de la población amerindia local.

Numerosas misiones jesuíticas se instalaron en el actual noreste de la provincia (entonces parte de Misiones), donde desarrollaron una intensa y peculiar labor evangelizadora. Esto fue el verdadero catalizador de la sociedad guaraní en la región, ya que la alianza de sus dirigentes políticos (los mburuvicha guazú) con la Compañía de Jesús les granjeó la protección temporal de la Corona de España frente a las presiones de los hacendados coloniales, interesados en someterlos a un régimen de encomiendas, y los saqueos de los bandeirantes brasileños. No todas las tribus guaranítica se acogieron a este sistema, sin embargo; mientras un gran número de guaraníes se asentó en las misiones permanecieron hostiles y se retrajeron a las áreas más aisladas y remotas de la región. La población guaranítica dio lugar a buena parte del tejido social que fue la base para la organización de la provincia actual, pese a que la expulsión de los jesuitas provocó el despoblamiento y la pérdida del territorio de las Misiones Orientales, que caería eventualmente en manos de los brasileños.

Cuando, por Cédula Real del 16 de diciembre de 1617, la gobernación inicialmente asignada a Pedro de Mendoza fue dividida en dos, la Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, quedó, junto con otras, en jurisdicción de la Gobernación del Río de la Plata.

En el siglo XVIII, los conflictos entre los naturales de Corrientes y la gobernación de Buenos Aires, de la que dependían, fueron intensos; se debieron principalmente a la negativa a prestar servicio militar contra los habitantes de otras zonas o los nativos. En 1732 una sublevación comunera se alzó contra el gobernador Bruno Mauricio de Zabala, tomando el bando de los comuneros de Asunción; fue duramente reprimida por tropas enviadas desde la capital. 30 años más tarde, el gobernador Pedro de Ceballos se encontraría con una situación similar, provocada por la orden de reclutar milicias para abrir un camino real hacia el Tucumán.

Las represalias del gobierno central incluyeron el traslado al río Uruguay del transporte comercial que se desarrollaba en el Paraná, lo que fue un duro golpe a la economía local, basada en la construcción naval —proveyendo de carpintería naval a todo el Virreinato— y los tejidos destinados al autoabastecimento y la provisión de los mercados vecinos.

La Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, que modificó la organización administrativa del Virreinato del Río de la Plata creando las Gobernaciones Intendencias, hizo que Corrientes quedara asignada a la Intendencia de Buenos Aires.

Se organizó un cuerpo propio de milicias, los Cazadores Correntinos, que durante las invasiones inglesas de comienzos de 1806 y 1807, colaboraron en la defensa de Buenos Aires bajo el mando de Juan José Fernández Blanco, adjuntos al Tercio de Vizcaínos. El cuerpo fue suprimido tras la asonada del 1 de enero de 1809 encabezada por Martín de Álzaga.

La ciudad de Corrientes, dotada ya de clara identidad para la época de la independencia argentina, ya como provincia se alió con los criollos y españoles de Buenos Aires, pasando a formar parte de la alianza de provincias que formarían posteriormente la República Argentina, en 1811 el pueblo correntino adhirió decididamente a la Revolución de Mayo enviando a José Simón García de Cossio como primer diputado en la Primera Junta de Buenos Aires, casi al mismo tiempo fueron recibidas las escasas tropas libertadoras al mando del general Manuel Belgrano pasando a revistar voluntariamente en ellas muchos jóvenes correntinos.

Un Cabildo abierto reunido en Corrientes el 11 de marzo de 1814 eligió a Juan Bautista Méndez como gobernador de la provincia. El 20 de abril de ese año, el Cabildo declaró la independencia de la provincia bajo el sistema federativo reconociendo al general José Gervasio de Artigas como Protector de los Pueblos Libres.

Establecida ya como una provincia autónoma de hecho, el Director Supremo del Estado Gervasio Antonio de Posadas, por Decreto del 10 de septiembre de 1814, dispuso formar las provincias de Entre Ríos y de Corrientes (ésta también con los pueblos de Misiones incluyendo teóricamente parte del actual Brasil) separándolas de la Gobernación Intendencia de Buenos Aires y fijando sus respectivas jurisdicciones.

El general José de San Martín, nació en el pueblo de Yapeyú ubicado en la actual provincia de Corrientes, pero al momento de su nacimiento formaba parte del territorio de la Gobernación de las Misiones Guaraníes, donde se conservan las ruinas de su casa natal y un museo en su memoria. También el sargento Juan Bautista Cabral, de quien la leyenda afirma que en la batalla de San Lorenzo dio su vida por el general San Martin, era correntino; Cabral nació en un pueblo llamado Saladas, ubicado a 110 km al sudeste de la capital.

Corrientes tomó partido por el bando artiguista en las luchas intestinas que siguieron y formó parte de la Liga de los Pueblos Libres encabezada por éste; representantes correntinos participaron del Congreso de Oriente de 1815, en que las provincias de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe se declararon independientes de España y de toda otra potencia extranjera.

Entre 1818 y 1819, el gobierno de la provincia estuvo a cargo de Andrés Guazurary, lugarteniente de Artigas; rechazado de plano por el patriciado local por su origen guaraní, Guazurary fue sin embargo un gobernador prudente e ilustrado. A la derrota de Artigas, el gobierno provincial quedó en manos del Supremo Entrerriano, Francisco Ramírez, que poco después proclamaría la República de Entre Ríos, que comprendía también el territorio correntino. Evaristo Carriego sería el comandante militar del Departamento de Corrientes durante la efímera República, período en el cual se fundaron no menos de 12 escuelas y se realizó el primer censo de la época postcolonial. Caído en julio de 1821 Ramírez por sus desavenencias con el santafesino Estanislao López, que se alió con el directorio porteño contra éste, una sublevación depuso a Carriego.

En Cabildo abierto se nombró gobernador a Ramón de Atienza, quien convocó a un nuevo Congreso Provincial. Éste dictó el 11 de diciembre 1821 el Reglamento Provisorio, primera Constitución correntina. El Congreso Provincial nombró gobernador a Juan José Fernández Blanco a fines de ese año.

Tras Fernández Blanco ocuparía el sillón del gobierno provincial una de sus figuras más decisivas, el brigadier general Pedro Ferré. Ferré aseguraría la región oriental de la provincia, en anarquía por el conflicto con los brasileños, que había llegado a las armas, con lo que dio forma definitiva al territorio provincial; firmaría también la paz con los caciques chaqueños, dando fin al sistema de reducciones y fomentaría la economía de la región. Su relación con Buenos Aires, gobernada ya por Juan Manuel de Rosas, sería conflictiva; el centralismo porteño, no menor en la etapa federal que durante el precedente Directorio, llevaría que en 1839 el gobernador Genaro Berón de Astrada se aliase al oriental Fructuoso Rivera contra Rosas. La derrota en batalla de Pago Largo pondría fin a ese intento, pero daría pie a un continuado conflicto con Buenos Aires, que se prolongaría en la campaña de José María Paz y luego en la adscripción del gobernador Benjamín Virasoro, yerno de Ferré, al pronunciamiento de Justo José de Urquiza. Los correntinos se batieron contra Rosas en Caseros y serían una facción de peso en la Confederación Argentina.

Durante la Guerra de la Triple Alianza el territorio fue invadido por tropas paraguayas.

Por el Convenio Interprovincial firmado en Buenos Aires, el 18 de julio de 1978, las provincias del Chaco y de Corrientes solucionaron el diferendo por la posesión de islas en el Río Paraná, definiendo completamente sus fronteras.