22.4.11

Mitos y leyendas de corrientes

Una de las leyendas mas conocidas es la del gauchito antonio gil

Antonio Gil Núñez, nació aproximadamente en el año 1847, 
en la provincia de Corrientes, en la zona de Pay Ubre, 
lo que hoy se conoce como Mercedes. Su época se 
caracterizó, en la Provincia por los enfrentamientos armados 
entre dos facciones políticas, los celestes y los colorados, se 
conoce que el Gauchito era de esta ultima, y cuando el Coronel
 "celeste" Juan de la Cruz Zalazar, citó a todos los 
hombres en posibilidad de pelear de la zona para formar 
un batallón. Convencido que no había que derramar sangre 
hermana, Antonio Gil decide desertar del ejército, sabiendo 
que esta desobediencia lo destinaba la muerte. Zalazar formó 
entonces una partida policial con la misión de detenerlo y 
enviarlo a la ciudad de Goya, al sur de la Provincia, para su 
juzgamiento. Un Coronel de apellido Velázquez, se 
presenta ante Zalazar para pedir el perdón por el detenido, 
éste le dice que si veinte personas notables de la zona firman
 un pedido de clemencia y él lo liberaría. Al cumplir Velázquez
 con lo requerido, Zalazar envía un mensajero a que alcance la
 comisión que llevaba a Antonio Gil. Según las costumbres de la
 época la guardia acostumbraba a matar al detenido, 
durante el recorrido y de esta manera se evitaban el viaje 
de ida y vuelta, todo era justificado diciendo que: "el reo había
 intentado huir". El 8 de enero, posiblemente del año 1868, 
mientras era llevado a Goya estando a "legua y media de 
Mercedes…" como reza el Chamamé, los soldados lo ataron 
de los pies y lo colgaron de un árbol cabeza abajo. 
Dirigiéndose al soldado que lo iba a matar, el Gauchito le dijo:
 "no me mates, la orden de mi perdón está en camino". 
El Sargento desconoce el ruego y según la leyenda, Gil vuelve 
a hablar al soldado y le dice: "cuando llegues a Mercedes, 
junto con la orden de mi perdón te van a informar que tu hijo
 se está muriendo de mala enfermedad, y como vos vas a 
derramar sangre inocente, invócame para que interceda ante 
Dios por la vida de tu hijo; porque suelen decir que la sangre del 
inocente suele servir para hacer el milagro". Días después el 
soldado que lo había matado volvió a su casa, y su esposa, 
desesperada, le anunció que su único hijo estaba muy enfermo,
 recordó entonces las palabras de Gil y arrepentido le construyó 
una cruz en madera de Ñandubay. La llevó a pie desde el pueblo 
hasta el lugar donde se derramó la sangre, enterró el cuerpo y 
rogó al Gauchito por la salud de su hijo, al que encontró sano al 
volver a su casa. Pasados los años, el dueño de la estancia "La 
Estrella", que está cerca de ese lugar, solicitó permiso para 
trasladar los restos al cementerio de Mercedes. La 
continua peregrinación de los creyentes lo molestaba y lo 
preocupaban las velas prendidas, que en época de sequía,
 podían producir incendios. Según cuenta la leyenda, desde 
el momento en que hizo el pedido, las desgracias empezaron
 a caer sobre el campo. Así que el estanciero decidió respetar 
ese lugar para el culto del Gauchito. Si bien muchos aseguran
 que en este predio fue ajusticiado Antonio Gil, no se sabe con 
certeza si allí descansan sus restos.

Otras de las leyendas mas tipicas y conocidas son la  del Puente Pexoa y la leyenda de la flor del ceibo .


El Puente Pexoa

Dice la tradición que las tribus que habitaban el suelo del Taragûi, vivian en continuas guerrillas. El cacique “Azucapè” cayò vencido por el fiero “Pochì”, guerrero ambicioso y de gran ascendencia entre los aborígenes del lugar. El vitorioso llevò a sus tolderìas como cautiva, a la hija de “Azucapè”, de nombre “Ariete”.
Poco después enamoròse perdidamente de ella y quiso desposarla. La princesa india se negò a aceptar como esposo al matador de su padre. Asì le hizo saber al pretendiente, agregando que preferìa la muerte antes de entregarse a quièn odiaba con toda su alma. La rebeldía de la doncella indignò a “Pochì” quien, guiado por sus instintos malignos, dispuso el sacrificio de la joven cautiva. La misma serìa arrojada esa misma noche a un zanjòn de grandes proporciones para ser devorada por un enorme yacarè que allì moraba de tiempo inmemorial.
Pero…las vìctimas de las crueldades de algunos hombres, siempre encuentran sus providenciales salvadores. Asì sucedió tambien en esta leyenda: el indio “Pexoa”, es el héroe de nuestra historia, que librarìa de las garras del feroz saurio a la hermosa “Airete”, quien atada de pies y manos se encontraba ya a punto de ser arrojada al zanjòn, cuando de entre las filas de los guerreros del cacique “Pochì” surgiò un indio corpulento de mirada de lince y pelos tan amarillos como el sol.
Velozmente corriò hacia el lugar del sacrificio y se tendiò cuan largo era, uniendo con su cuerpo los extremos del zanjòn, que como la boca abierta y voraz de un gigante, aguardaba a la inocente vìctima. La hermosa “Airete” caminò un trecho sobre aquel cuerpo humano. Y asì al llegar al centro, una flecha cortò el aire y fue a clavarse en pleno pecho de la bella india, cayendo mortalmente herida al profundo zanjòn. Su sangre se juntò a la corriente de agua que allì serpenteaba, como una víbora vestida de flores de irupè y camalotes.
El dios de los guaranìes, Tupà, que observaba la escena desde el infinito cielo, tocado en sus sentimientos de piedad, decidiò premiar la acciòn del indio y lo transformò en puente. En Puente Pexoa, y para que este no estuviera solo, convirtió a la hermosa “Airete” en la corriente de agua limpia y cristalina, que pasa besando sus plantas como amorosa satisfacción de gratitud hacia el heroico indio Pexoa…

Flor de Ceibo

Cuenta una antigua leyenda del noreste argentino, que la “Flor de Ceibo” es el alma de una india llamada Aca-e. Aca-e, según la tradiciónera la india mas fea de la tribu guerrera e indómita, que vivía a orillas del majestuoso rió Paraná. Pero si la joven indígena era fea, en cambio, su voz era la mas dulce de cuantas habían escuchado sus hermanos. Hosca y rebelde, Aca-e había albergado en su espíritu toda la bravura de una raza muerta por la furia invasora de los conquistadores españoles.
Según viejitos de la región, relatan que esta leyenda les llego a ellos en forma oral y que viene transmitiéndose de generación en generación y dice que un día Aca-e, la indómita, la rebelde, fue hecha prisionera pero poco tiempo estuvo en prisión, ya que logro huir. Perseguida fue nuevamente cautiva, pero habiendo dado muerte a sus centinelas, una noche fue condenada a morir entre las llamas. Colocado su frágil cuerpo entre gruesas ramas de un árbol y de anchas hojas, quedo envuelta entre los rojos resplandoresde la hoguera. Quienes asistieron al martirio observaron poco después, que el cuerpo de la joven india, se iba tornando ígneo y adquiriendo extraña forma. El árbol también iba sufriendo un proceso singular. Algo así como una vuelta a la fragilidad. Las primeras luces de la aurorailuminaron la flor de ceibo, una nueva planta que había nacido en el suelo patrio.
Desde entonces la flor de ceibo encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe. Su soledad significa el recuerdo de los que supieron morir y no ha nacido para lucir en ningún pecho humano. Es la flor triste y solitaria de la veneración y en s forma viva, palpita una oculta ternura. Es el alma de Aca-e, la indomable, la princesa fea, la de la dulce voz, que se anida en la flor de ceibo, la que ella creara con su martirio y su amor a al libertad.

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